No tomar las enseñanzas a corazón a través de la práctica es como
El sonido de un eco.
Es vacío y sin significado.
Por lo tanto, aplica tu mente al Dharma.
Este es el consejo de mi corazón.
Primero, debemos reconocer el sufrimiento y sus causas. Luego, para liberarnos de este estado, debemos ver que el Dharma es la única respuesta. Encuentra el valor para tomarte un momento y reflexionar. Observa el silencio y la quietud de la mente. ¡Qué pacífica y hermosa es su naturaleza!
De esta misma manera, podemos comprender cuán precioso es el Dharma, el método para erradicar nuestras ilusiones. Empezamos a ver la paz y la felicidad absolutas que podemos alcanzar. Sobre esta base, podemos tomar el Dharma en nuestros corazones y practicarlo. Si en cambio lo tratamos como otro tipo de conocimiento, como el arte o las matemáticas, es como un eco.
Un eco no tiene significado ni esencia; es solo un reflejo. Puedes escuchar su sonido en una montaña rocosa, pero carece de sentido. Simplemente lo oyes y lo dejas ir. Así, si escuchas las enseñanzas pero no las sigues, las conviertes en ecos: una pérdida de tiempo tanto para el maestro espiritual como para ti mismo.
Incluso si escuchas solo una hora de enseñanza del Dharma, presta recolección. Esfuérzate por aplicarlo en lugar de simplemente debatirlo. El Dharma es el camino hacia la paz, la armonía, la tranquilidad y una mente de amabilidad. Llévalo a tu corazón contemplando: “Quiero alcanzar estas cualidades recibiendo estas enseñanzas.”
Este es el propósito de recibir enseñanzas: no solo intelectualizar, no convertirse en un experto en filosofía, sino aprender a practicar y mezclar tu mente con las enseñanzas. Esto es aplicar tu mente al Dharma. Por ejemplo, intentamos persistentemente traer la amorosa bondad y la compasión a nuestros corazones. No es fácil.
De hecho, es bastante difícil porque nuestra mente está habituada a la negatividad. Podemos pensar: “Tal vez perderé mi identidad, ¿y entonces quién me protegerá?” Nuestra mente simplemente sigue ese rumbo. A veces pensamos: “¿Hay alguna esperanza? He practicado tantos años y mi mente sigue yendo en la misma dirección.”
Aun así, no tenemos opción. Debemos seguir practicando. Purificar todas las aflicciones es nuestra actividad más crucial, así que pon todo tu esfuerzo en mezclar tu mente con el Dharma. El maestro espiritual explica instrucciones sobre cómo entrenar y purificar la mente según las enseñanzas del Buda. Al escuchar estas enseñanzas, hay tres errores que debemos evitar:
No estudiar: Primero, no recibir las enseñanzas con todo el corazón es como un cuenco boca abajo. No importa qué cosas deliciosas viertas en él, nada entrará. Tu cuerpo puede estar presente, pero tus oídos están cerrados. A veces la mente divaga: el cuerpo está presente, pero la mente se va o se duerme durante la enseñanza.
No contemplar: Segundo, no recordar las enseñanzas que escuchas ni contemplarlas es como un cuenco con un agujero. Aunque el cuenco esté derecho y abierto, no importa cuánto viertas en él, todo se derrama. De la misma manera, puedes recibir enseñanzas y decir que son maravillosas y preciosas, pero tan pronto como te levantas del cojín, las enseñanzas se quedan atrás. Solo queda una mente vacía.
No meditar: Tercero, escuchar y contemplar las enseñanzas con una motivación impura es como un cuenco envenenado. Cuando se pone comida en un cuenco así, queda arruinada y ya no es útil. Del mismo modo, si no tienes una motivación pura (es decir, el pensamiento de bodhicitta) para purificar tu mente, ayudar a todos los seres sintientes y alcanzar la iluminación, y en su lugar estás confundido por el orgullo, los celos, el apego o la ira cuando recibes estas enseñanzas, las enseñanzas se vuelven “veneno.”
Ya no sirven para la purificación. En cambio, alimentan nuestra arrogancia y celos. El agua pura y cristalina del precioso Dharma queda contaminada por una mente de motivación impura y ya no es bebible. El Dharma del Buda —especialmente las enseñanzas del Gran Vehículo y el Vehículo Vajra— explica con gran detalle los distintos niveles de la mente: cómo comprender los fenómenos externos y cómo mantener y purificar la mente interna. ¡Esta es una sabiduría tan preciosa!
Existen muchos tipos de conocimiento en el mundo, pero ninguno puede explicar completamente nuestra mente. La mente es la raíz del saṃsāra y del nirvāṇa, o en otras palabras, la causa raíz de nuestro sufrimiento y nuestra iluminación. El mismo Buda reveló completamente el modo absoluto del existir, la naturaleza de la mente, y lo enseñó a sus seguidores con una sabiduría intrínseca y una gran compasión omnipresente por todos los seres sintientes. Trató a cada ser sintiente como a su propia madre o hijo.
Por lo tanto, toma el Dharma profundamente en tu corazón. Cuando practicamos el Dharma, es crucial fortalecer nuestra motivación en lugar de sentirnos física y mentalmente frágiles. Si al recibir enseñanzas del Dharma nos volvemos mentalmente frágiles, esto muestra que no tenemos una comprensión clara. Debemos aprender cómo enfrentar nuestros problemas, cómo disipar nuestros obstáculos con nuestra fortaleza mental, cómo aceptar el sufrimiento y superarlo con la práctica de la meditación.
Si se nos enseña de esta manera, entonces los obstáculos no importan, el sufrimiento no importa. Ya sea sufrimiento físico o sufrimiento mental, podemos manejarlo. El Dharma contiene todas las posibilidades, por eso digo que es tan precioso. Necesitamos esta fortaleza para superar los conflictos y obstáculos mentales, para erradicar la confusión y revelar la naturaleza fundamental de nuestro ser.
Con fortaleza mental, no temeremos enfrentar obstáculos. Además, a través de la sabiduría y la experiencia, el sufrimiento y los obstáculos se convierten en una oportunidad para la purificación del karma negativo porque refuerzan el pensamiento de iluminación. Esto hace que el Dharma sea indispensable.
Tómate un momento para reflexionar. En una montaña rocosa, un eco no tiene esencia ni significado. Del mismo modo, la vida sin el precioso Dharma es vacía y sin sentido.