Trekchö
En el contexto de las instrucciones sobre dzogchen, la “gran perfección”, cuando te aferras a la sustancialidad de la realidad, hay samsara, existencia cíclica. Cuando no te aferras ni a la existencia ni a la no existencia de la realidad, hay nirvana, el estado más allá del sufrimiento. El aferramiento ocurre cuando nos aferramos a la idea de un yo y los otros. Cuando practicamos la práctica del dzogchen tregchö, o “cortar a través”, cortamos a través del aferramiento.
Cuando hablamos de la vacuidad de toda realidad sustancial, no es algo que deba entenderse solo intelectualmente. Mantener en la mente que todo es vacuidad e insustancial sigue siendo aferrarse a un concepto de realidad vacua. Seguimos viendo fenómenos aparecer ante nuestros ojos. La cuestión es que estos fenómenos son, en última instancia, de naturaleza ilusoria. Aunque aparecen, en esencia carecen de sustancialidad. Cuando descansamos sin aferrarnos a la sustancialidad de ningún fenómeno externo o interno, nuestros conceptos se disuelven lentamente por sí solos.
Esto es “cortar a través”. Cuando se suelta el aferramiento conceptual a la realidad, no queda nada por hacer.
Tres Afirmaciones de Garab Dorje
La práctica de trekchö se explica en las Tres Afirmaciones que Golpean los Puntos Clave de Garab Dorje:
Reconoce tu verdadera naturaleza.
Logra certeza sobre lo esencial.
Libérate con confianza.
Reconocer tu Verdadera Naturaleza
Para reconocer tu verdadera naturaleza, debes ver cómo es toda la realidad. Cuando ves la verdadera naturaleza de todas las cosas, ves que ocurren en la naturaleza de la mente. Esta naturaleza de la mente es como el espacio. Ver esto es reconocer tu verdadera naturaleza.
Lograr Certeza sobre los Esencial
Alcanzar certeza sobre lo esencial es ver que todos los Budas y seres sintientes, tanto en samsara como en nirvana, comparten un único fundamento. En la oración de Samantabhadra se dice: “Hay un solo fundamento y dos caminos…”. Alcanzar certeza sobre eso es ver que la esencia de todos los Budas y seres sintientes es exactamente la misma. Esto es alcanzar certeza sobre lo esencial.
Si no realizas esto, puedes mirar textos y pensar que hay esto aquí y aquello allá. Sin embargo, al aferrarte a esos conceptos, pasas por alto la naturaleza última no dual de la realidad. No hay fin al intento de tener una mejor visión. Al leer textos, se dice que esto es mejor que aquello, y aquello es mejor que incluso esto. No hay fin. Si no has alcanzado certeza sobre la visión en tu interior, es difícil realizar el verdadero significado de la realidad.
Libérate con Confianza
Para liberarte con confianza, lo que debe inspirar confianza es el fin del aferramiento dualista. Aferrarse a una idea de un yo y los otros es aferrarse a algo que no es real. Si no te aferras a la dualidad, no hay distinción entre las emociones aflictivas y la sabiduría primordial. No hay diferencia entre felicidad y sufrimiento. Cuando experimentas toda la realidad sin dualidad, te liberas con confianza en eso. Esta es la parte más difícil de las tres prácticas.
Es relativamente fácil reconocer tu verdadera naturaleza al principio. Luego, es esencial alcanzar certeza sobre lo esencial. De lo contrario, seguirás vagando en busca de respuestas y formulando preguntas sin fin. Finalmente, debes liberarte con confianza. Ser libre dentro de la visión es estar libre de todo miedo. Hay una realización de que, en última instancia, no hay nacimiento ni muerte. No hay nada que crear ni destruir.
Esto se llama absorción meditativa semejante al vajra. No hay esperanza ni miedo hacia nada. Cuando hablamos de un vajra, el arma indestructible última, solo hay un vajra. Si hubiera dos, no sería la verdadera naturaleza del vajra. La realización de la inseparabilidad del samsara y el nirvana es Vajradhara.
Por ejemplo, el espacio trasciende la dualidad. Si miraras el espacio y vieras una parte grande y otra pequeña que fueran distintas, no sería espacio. Este gran espacio también se llama mahamudra, el gran sello. Es un gran sello porque toda la realidad está sellada en él. No hay nada fuera de esta única gran realidad. Cuando ves esto sin aferramiento, te liberas.
Trekchö y Tögal
Cuando vemos la luz reflejada en un cristal, aparecen arcoíris. Sin embargo, en última instancia, no hay nada allí a lo que podamos aferrarnos. Cuando permanecemos en la naturaleza de la mente sin aferrarnos a nada, sin importar lo que aparezca, eso es trekchö.
Cuando permanecemos en ese estado, podemos practicar dzogchen tögal, o “cruzar directamente”, en el cual aparecen las manifestaciones de los cuerpos iluminados de los Budas. Cuando no hay aferramiento a estas apariencias, son verdaderamente la naturaleza de las deidades yidam. Sin embargo, si no tenemos una base en la práctica de trekchö, no hay beneficio en hacer la práctica de tögal directo. Por eso se enseña: “Si no cortas a tráves, no cruzarás directamente”.
Estados Intermedios e Iluminación
Entre la muerte y los futuros nacimientos experimentamos lo que se llama el bardo, o estado intermedio, de la realidad. En ese momento surge la naturaleza pura de las apariencias, pero no la reconocemos. Al estar apegados a la dualidad de yo y otros, entramos en el bardo de la existencia ordinaria y nos involucramos en todos los aspectos interdependientes de la vida basados en el apego dualista. Si meditamos y nos liberamos de ese aferramiento dualista, entonces, en el momento de la muerte, somos liberados en la luminosidad no dual definitiva de la realidad.
También podemos entrenar en los estados de sueño profundo y ensoñaciones para reconocer esta luminosidad mientras dormimos. Hay muchas conexiones entre los bardos de la muerte, la realidad y los sueños. También hay técnicas especiales en la práctica de dzogchen mediante las cuales podemos entrenarnos en las apariencias de la naturaleza luminosa de la mente en esta vida.
Cuando no hay aferramiento, todos los fenómenos aparecen como un arcoíris. Cuando nos liberamos del karma y de los patrones habituales, vemos que la realidad es verdaderamente como un arcoíris. Cuando nos liberamos del aferramiento a la realidad como algo sustancial, hemos establecido la práctica de trekchö.
Mediante el dominio de esta práctica, las partículas cuánticas de nuestros cuerpos se disuelven de nuevo en la naturaleza de la realidad y alcanzamos el estado de ir más allá de la meditación. A través del dominio de la práctica de tögal, se logra el cuerpo arcoíris.
Tres Kayas
Es importante no sobreconceptualizar los resultados individuales de trekchö y tögal.
Cuando dominamos trekchö, por ejemplo, realizamos el dharmakaya, el cuerpo iluminado de la realidad. A partir de eso, el sambhogakaya y el nirmanakaya se manifiestan naturalmente también. De este modo, el logro desde la perspectiva de la iluminación es el mismo para trekchö y para tögal.
Cuando comprendemos la esencia vacua de la realidad, la naturaleza espaciosa de la mente, en la práctica de trekchö, esto es el dharmakaya, que es el mismo para todos los Budas.
La naturaleza de esto es luminosa. Esta naturaleza luminosa es autoconsciente de su esencia vacua. Así, hay una unión inseparable de vacuidad y luminosidad. Esto es el sambhogakaya, o cuerpo iluminado de gozo. Esta realización no dual de luminosidad y vacuidad es el gran gozo.
Al realizar esto, vemos que todos los seres sintientes ordinarios están perdiendo este gran gozo supremo y sufren continuamente en la existencia cíclica. La energía de compasión que surge de esto se manifiesta como nirmanakayas, o cuerpos iluminados de emanación, para liberar a los seres sintientes de sus engaños y sufrimiento. Estas emanaciones aparecen naturalmente sin esfuerzo conceptual. Nacen de la energía compasiva innata que surge de la iluminación.
En última instancia, los frutos del dzogchen y el mahamudra son completamente iguales.
En particular, uno de los signos de la realización total de trekchö es que el cuerpo humano ordinario se disuelve en partículas cuánticas y desaparece. Esto ocurre en raros practicantes altamente realizados.
Para otros, aunque sus cuerpos no se disuelvan, son liberados tan pronto como alcanzan el primer bardo, o estado intermedio, después de la muerte. Realizan el dharmakaya al surgir en el momento de la muerte. Como despertando del sueño, despiertan en la naturaleza espaciosa de la mente de todos los Budas. Así, se vuelven uno con todos los Budas. Esto es alcanzar la budeidad a través del dharmakaya del primer bardo en el momento de la muerte.
Preliminares de Trekchö
Para los preliminares de la práctica de trekchö, están las prácticas de khorde rushen, o “separación de samsara y nirvana”. Estas prácticas están diseñadas para ayudarte a realizar el sabor único de toda la realidad. Todas las experiencias de gozo y sufrimiento son en última instancia de un solo sabor.
En estas prácticas se medita sobre las experiencias y sufrimientos de cada uno de los seis reinos del samsara. Llegas a darte cuenta de que estas experiencias no son más que experiencias insustanciales como en los sueños. No hay sufrimiento último. Este cuerpo que sufre aparece a través de nuestras acciones y patrones habituales. Las experiencias que tenemos a través del cuerpo son realmente un sueño creado por ellos.
Puedes pensar, entonces, que las cosas aterradoras de la realidad, los sonidos que oímos, el hambre que experimentamos, y las diversas sensaciones del cuerpo son todas falsas. No es así. A través del aferramiento al yo, las emociones aflictivas en nuestra mente y los patrones habituales de estas, se manifiestan las experiencias aterradoras de la realidad.
Sin aferramiento al yo, no hay base para experiencias aterradoras. Cuando no hay aferramiento a un yo, no hay realidad dualista de yo y otro. Así, se erradica la base del miedo. Las apariencias externas que dan miedo y la mente interna de miedo son ambas superadas.
Entonces, todas las apariencias surgen como un reino puro. No es que todo desaparezca. Las apariencias aún surgen como los reinos puros de los Budas. La clave es ver estas apariencias puras sin aferramiento, como un arcoíris.
Tögal
Apariencias Puras en Tögal
La verdadera experiencia de los reinos puros trasciende el aferramiento conceptual. En el contexto de la práctica de tögal, estas apariencias puras se describen en detalle. Primero, surgen las apariencias de los bindus, o círculos de luminosidad. Surgen todo tipo de apariencias. Hay apariencias como redes, varios diseños geométricos y una variedad de otros fenómenos. Finalmente, dentro de estas apariencias verás un bindu muy pequeño. Si te concentras con atención única, este bindu muy pequeño sin anillos de arcoíris, del tamaño de una semilla de mostaza, aparecerá. Se mueve por todas partes y no permanece fijo. A veces aparece y a veces no. Si eres muy diligente, eventualmente este bindu permanecerá. Aparecerá naturalmente en cualquier lugar que mires, de día y de noche. Es diferente de los otros bindus más grandes, ya que posee su propia luminosidad inherente, como una llama de lámpara de manteca. Esta luz surge de la luminosidad de la naturaleza de la mente.
Esta luminosidad inherente es como el corazón de las sílabas semilla de todos los Budas, como la sílaba Ah, la esencia de todo sonido. A veces, existen lo que se llaman cadenas de vajra formadas por muchos de estos pequeños bindus enlazados como una guirnalda de perlas, y así sucesivamente. Eventualmente, puedes percibir deidades y mandalas a medida que maduran las apariencias de los bindus.
Estas apariencias son en última instancia la percepción externa de lo que reside dentro de los canales sutiles en nuestros cuerpos. La electricidad dentro del cuerpo puede ser percibida externamente de esta manera ante los ojos. Estas apariencias cambian tal como cambian las energías sutiles dentro del cuerpo. Cuando nuestras energías internas se aquietan, las apariencias externas se estabilizan. En última instancia, estas apariencias externas son manifestaciones de la luminosidad inherente de nuestras mentes. Así, realmente podemos ver nuestras mentes de esta forma. Esta es una forma muy especial de ver la mente.
La clave para trabajar con tales apariencias es percibirlas sin ningún aferramiento dualista. Es posible que algunas personas vean muchas cosas diferentes, incluso deidades, debido a sus constituciones individuales, a veces sin siquiera meditar.
Sin embargo, simplemente ver estas cosas no es profundo ni necesariamente beneficioso. Si nos aferramos objetivamente a ellas, permanecen como fenómenos ordinarios. Si trascendemos los conceptos dualistas al percibir la realidad, entonces todo surge como el mandala puro de las deidades.
La Naturaleza de la Mente no es la Permanencia en Calma
Debemos tener cuidado de no confundir un estado simple de permanencia en calma y sus cualidades con la visión de la verdadera naturaleza de la mente. Cuando realmente permanecemos en la naturaleza de la mente, no estamos viendo el espacio ordinario. Percibimos directamente la extensión espaciosa de la realidad. Esto es muy sutil y difícil de comprender al principio.
Es diferente de simplemente mirar el cielo. La consciencia interna y la extensión externa del espacio no son en última instancia diferentes, porque ambas ocurren dentro de nuestra mente. Cuando fusionamos inseparablemente nuestra consciencia con la extensión de toda la realidad sin ningún aferramiento conceptual, vemos la verdadera extensión de la realidad. La práctica de tögal se construye sobre esto. A través de ella, podemos llegar a ver claramente la luminosidad de la mente.
Sin embargo, mi maestro Khenpo Münsel enfatizaba la importancia subyacente de realizar primero la práctica de trekchö. Sin ella, la práctica de tögal no es profunda. Así, para los practicantes de dzogchen, la práctica más importante es trekchö. Yo también practico principalmente traspasar.
Experiencias Visionarias en Tögal
En la práctica de tögal hay cuatro etapas de experiencias visionarias que surgen. Estas corresponden precisamente a los cuatro yogas del mahamudra: un solo punto, más allá de proliferación, un solo sabor y no-meditación.
Primera Visión
En el contexto del dzogchen, primero está la visión de ver la realidad directamente (chos nyid mngon sum).
Esto es cuando ves la verdadera naturaleza de la realidad sin ninguna duda. Esto es tener la confianza en la visión. En el contexto de tögal, estás seguro de que estás viendo la naturaleza emergente de la realidad sin dudar. En los textos dzogchen hay detalles sobre experiencias específicas de esto en relación con el surgimiento de visiones, y así sucesivamente.
En última instancia, en este contexto no hay dualidad. La mente trasciende el yo y los otros. Es como el espacio. El espacio no tiene conceptos de yo y otro. Cuando ves la realidad directamente, no hay dualidad. Esto es ver la naturaleza de la mente.
En el contexto de la práctica meditativa, cuando tienes una experiencia decisiva de percibir la realidad sin ninguna dualidad, esto es ver la realidad directamente.
Segundo Visión
Segundo, está la visión del incremento de las experiencias visionarias (nyams snang gong ‘phel).
Cuando permaneces en el estado de ver la realidad directamente por largo tiempo, comienzas a tener control sobre los pensamientos conceptuales, lo que conduce al aumento de la percepción de apariencias puras. Hay descripciones detalladas en las instrucciones del tögal.
En última instancia, comienzas a ver las apariencias con una percepción cada vez más pura. Al ver esto, también surge una gran compasión por aquellos seres que no ven la verdadera naturaleza de la realidad. Al surgir la gran compasión por las dificultades de los seres sintientes en los seis reinos, comienzas a ver la naturaleza búdica pura dentro de todos ellos. Ves que las oscurecimientos de los seres son solo temporales. Ves a los Budas ocultos dentro de ellos. El incremento de las experiencias visionarias es esencialmente el aumento de la percepción pura.
Tercera Visión
Tercero, está la visión de la culminación de la consciencia (rig pa tshad phebs).
En esta etapa, el poder de nuestra consciencia es capaz de cortar cualquier cosa. Todos los pensamientos discursivos y emociones aflictivas que aparecen en nuestra mente son penetrados por nuestra consciencia. Ya sea que experimentemos felicidad o tristeza, no nos aferramos y se disuelven. Nuestra consciencia se vuelve como un arma indestructible que destruye todas las emociones aflictivas. Así, al no experimentar las experiencias dualistas de realidad pura e impura, vemos el único sabor del samsara y el nirvana. Los seres sintientes son percibidos como ilusiones temporales. A medida que nuestras oscurecimientos se purifican, comenzamos a ver verdaderamente el universo como una mandala pura con Budas en su interior.
Cuarta Visión
Cuarto, está la visión de la consumación de la realidad (chos nyid zad pa).
Esto se refiere a cómo todos los conceptos sobre la realidad son consumidos y terminados. Se refiere al fin del aferramiento a las cosas como sustanciales y reales. Lo que es consumido y terminado es el aferramiento dualista.
En esta etapa, todo aferramiento dualista se disuelve naturalmente sin esfuerzo. Cuando realizas plenamente la verdad última de la no-dualidad de la realidad, todos los pensamientos conceptuales dualistas terminan. Si aún hay dualidad en tu experiencia, un concepto lleva a otro, y así sucesivamente. Cuando no hay dualidad, no hay nada más que ver fuera de esta realización. No hay investigador separado ni cosa separada por percibir. El aferramiento dualista es consumido y terminado. Cuando la dualidad se termina, no hay nadie que tenga pensamientos ni cosa sobre la cual pensar.
Por ejemplo, puede parecer que tenemos cuerpos separados. Sin embargo, la naturaleza de nuestras mentes que perciben esta realidad es exactamente la misma. Al aferrarnos a la ilusión de que somos diferentes, no vemos la naturaleza no-dual de la mente. Pensamos que la dualidad es real, pero es una ilusión. Cuando realizamos plenamente esto, todos los pensamientos son consumidos y terminados.
En última instancia, llegamos a permanecer naturalmente, como realmente somos, en la única mente no-dual de todos los Budas.