Explicación de los Preliminares Internos

Khenchen Könchok Gyaltsen Rinpoche

“El refugio es la práctica preparatoria más importante, porque sin ella no se emprenderá seriamente las demás. Refugiarse es orientarse firmemente en el camino hacia la Budeidad y alejarse de la existencia cíclica. Para hacer esto, se debe comprender realmente que la existencia cíclica - saṃsāra - es inevitablemente un estado de confusión y sufrimiento; entonces se considerará cómo liberarse de ella.

La práctica de Vajrasattva elimina obstáculos en el camino. La mente básica es como un espejo, que no puede reflejar objetos cuando está polvoriento; cuando está bien limpio, puede reflejar cualquier objeto claramente. La mente básica de cualquier ser sintiente es la Naturaleza Búdica, pero está cubierta con el polvo de saṃsāra. La meditación de Vajrasattva es una práctica poderosa de purificación.

La ofrenda de maṇḍala es una forma de desarrollar y sostener la sabiduría (la realización del Gran Sello) y la compasión (la profundo bodhicitta). Sintiendo profundamente el deseo de que sí mismo y todos los seres sintientes puedan alcanzar la iluminación, ofrecemos el maṇḍala - que representa todo el universo - a los iluminados, llenos de compasión y sabiduría. Lo entregamos todo, nosotros mismos y todo lo demás. Esta ofrenda nos ayuda a cortar nuestro aferramiento y apego a esta vida. Además, el mérito que se adquiere a través de la ofrenda de maṇḍala nos da la fuerza para nutrir la mente de la bodhicitta.

La unión con la realidad fundamental del lama otorga bendiciones. El maestro es el ejemplo, el modelo. Si vemos al maestro como ordinario, nuestras mentes permanecerán en el estado ordinario, pero si lo vemos como Vajradhāra, elevaremos el estado de nuestras mentes. Ver a nuestro maestro como Vajradhāra es una forma de unir nuestra mente con el estado de Vajradhāra. A través de pensar en el maestro como Vajradhāra, recibimos las bendiciones que nos empoderan para alcanzar ese estado nosotros mismos. Cuando vemos al maestro como compasivo y sabio, el poder de nuestra devoción elimina las vacilaciones en nuestras mentes; a esto lo llamamos la bendición del lama. El maestro debe tener realmente buenas cualidades y realizaciones; pero la energía importante en la unión con la realidad fundamental del lama es la del practicante, la admiración y gratitud del discípulo.

Las prácticas preparatorias especiales son el cultivo del altruismo y la compasión, una mente muy gentil deseando que todos los seres sintientes puedan tener felicidad y estar libres del sufrimiento. Desarrollar estas dos es necesario, pero eso solo no es suficiente. ¿Qué se debe hacer para llevar felicidad a los seres sintientes? Una persona ignorante no puede ayudar. Por lo tanto, debemos volvernos sabios, debemos alcanzar la iluminación. Para ello, necesitamos seguir un camino perfecto; y el Camino del Gran Sello en Cinco Puntos es tal camino.

Comenzamos cultivando una mente fuerte que desea alcanzar la iluminación por el bien de los demás; esa mente es la bodhicitta. Sin ella, todas las prácticas son inútiles; con ella, la eventual realización de la iluminación es segura. La única forma de desarrollar el amor, la compasión y la bodhicitta es a través de una profunda preocupación por otros seres sintientes; si no existieran, el amor seguiría siendo un misterio. Así, está claro que la propia iluminación depende de otros seres sintientes: sin ellos para apreciar, no se puede progresar en el camino.

La bodhicitta, la última de las prácticas preparatorias, es al mismo tiempo la primera de las cinco prácticas centrales: bodhicitta, práctica del Yidam, la unión con la realidad fundamental del lama, el Gran Sello y dedicación.”