Las Faltas del Saṃsāra

En general, la naturaleza del saṃsāra es el sufrimiento. Hay tres tipos de sufrimiento: sufrimiento omnipresente, sufrimiento del sufrimiento y sufrimiento del cambio. Un ejemplo del sufrimiento del sufrimiento es el sufrimiento físico como la vejez y la enfermedad. El sufrimiento omnipresente puede ser percibido por los bodhisattvas, que no ven verdadera paz ni felicidad en el saṃsāra.

Cuando no obtenemos lo que queremos y recibimos lo que no queremos, sufrimos. Incluso cuando obtenemos lo que queremos, seguimos sufriendo por la ignorancia, las aflicciones y demás. Sin comprender la naturaleza del sufrimiento del cambio, nuestro aferramiento a la felicidad solo nos llevará a más sufrimiento de un tipo u otro.

Reacios a reconocer la impermanencia y la naturaleza ilusoria de la felicidad, nos lanzamos aún más intensamente a la lucha por obtener más. Así, deambulamos a través de incontables vidas, al igual que deambulamos en esta vida presente.

La naturaleza de los seis reinos del saṃsāra es el sufrimiento. Hay sufrimiento en el reino de los infiernos, el reino de los fantasmas hambrientos, el reino animal, el reino humano, el reino de los semidioses y el reino de los dioses. No importa en qué reino nazcamos, estamos atrapados en un estado de sufrimiento.

El sufrimiento es inevitable; llega como las llamas del fuego o las olas del océano. En el reino de los infiernos, somos torturados por el fuego y el frío. En el reino de los fantasmas hambrientos, nos atormenta el hambre y la sed. Los animales sufren por su propia ignorancia y por la crueldad de devorarse unos a otros.

Los seres humanos sufren tanto física como mentalmente. Los semidioses sufren por la lucha constante y los celos. Los dioses sufren por su negligencia y falta de atención.

El sufrimiento de estos seis reinos puede entenderse tanto en términos psicológicos como literales. Como seres humanos, no sufrimos en los infiernos en este momento, pero cuando el clima es extremadamente caluroso, experimentamos una parte del sufrimiento del infierno ardiente.

El invierno, con su nieve y hielo, nos hace sentir algo del sufrimiento del infierno helado. Incluso un corto periodo de frío parece durar mucho tiempo. Cuando nuestras mentes están completamente dominadas por el deseo, la ira o el odio, estas emociones se sienten como el reino de los infiernos.

Si nos falta comida y bebida, nos sentimos tan hambrientos y sedientos que experimentamos algo similar al sufrimiento de los fantasmas hambrientos. A veces, nuestras mentes se nublan tanto que nos sentimos estúpidos y sin saber qué hacer o decir, como si estuviéramos atrapados repentinamente en el reino animal.

Cuando a otros les suceden cosas buenas, la envidia nos golpea tan fuerte que no podemos soportarlo, similar al sufrimiento del reino de los semidioses. Finalmente, cuando el clima y el entorno son agradables, sentimos tanta paz y comodidad que experimentamos un disfrute supremo, como si estuviéramos en el reino de los dioses.

Todas estas experiencias psicológicas son momentáneas y están vinculadas a los seis reinos. En el saṃsāra, no hay paz ni felicidad duraderas. Por eso, Buda dijo que una vez que conocemos el sufrimiento, no hay nada más que conocer.

Cuando comprendemos esto, sabemos cómo escapar de él; de lo contrario, solo estaríamos creando más sufrimiento. Por lo tanto, es crucial investigar el sufrimiento y cómo se manifiesta.

Como ejercicio preliminar, imagina que todo el sufrimiento que creamos sin pensar está construyendo una experiencia en la próxima vida, que nosotros, como sus creadores, tendremos que habitar. No importa que seamos ignorantes de lo que estamos creando; aún así, debemos enfrentar la responsabilidad de nuestra creación.

Podemos ver que la ignorancia, que es la fuente del saṃsāra, no es un estado deseable. Nos oculta cómo nuestras acciones negativas nos conducen a una amplia variedad de experiencias negativas o de los reinos infernales.

El sufrimiento no es algo negativo, porque nos lleva a buscar la iluminación y a evitar la causa del sufrimiento, que de otro modo quizás nunca entenderíamos. Si hay demasiado sufrimiento, no podemos estudiar ni practicar el Dharma, pero cierto grado de sufrimiento es necesario.

Este sufrimiento ayuda a disminuir nuestro orgullo y arrogancia. Nos ayuda a desarrollar altruismo y compasión por todos los seres sintientes y por nosotros mismos. Nos ayuda a ser conscientes de las causas kármicas que contribuyen a nuestro sufrimiento.

Este sufrimiento nos motiva a renunciar al saṃsāra y a trabajar hacia la liberación completa, la iluminación.