Liberarse del Aferramiento Dualista

En última instancia, de lo que debemos liberarnos es de nuestro aferramiento dualista.

Cuando practicamos meditación, nos liberamos de ese aferramiento dualista. A nivel interno, parece haber una dualidad entre quien medita y aquello sobre lo que se medita, o entre el que ve y lo visto.

Cuando nos liberamos de todo ese aferramiento a la dualidad, realizamos la Consciencia Primordial a través de nuestra práctica de meditación.

Por ejemplo, la naturaleza de la mente es una unión de claridad-vacuidad. Desde una perspectiva dualista, parece haber una dualidad: una claridad y un vacuidad.

A través de la meditación, realizas que, en realidad, es una única unión. La naturaleza de la claridad es la vacuidad, y la naturaleza del vacuidad es la claridad.

En última instancia, nos liberamos de todo ese aferramiento dualista. No hay aferramiento a ninguna existencia porque todo es vacuidad; ni aferramiento a la no existencia, porque todo es claro, la mente es clara. Es como una lámpara o una llama; es clara pero vacua.

Al comprender este punto crucial, aún puedes disfrutar de los diversos placeres de este mundo, pero al mismo tiempo, y especialmente cuando enfrentes dificultades, las entenderás como ilusiones, sin existencia verdadera.

Finalmente, serás capaz de superar cualquier dificultad, y ese es el beneficio temporal de la meditación.

El primer beneficio de la meditación discriminativa es que podemos resolver que todas las apariencias son la mente. Entendemos que todos los fenómenos de saṃsāra y nirvāṇa son creados por la mente.

Luego comprendemos que las mentes de todos los seres sintientes y nuestra propia mente tienen una base única; son un solo continúum mental.

Si entiendes eso, sabes que solo temporalmente aparecemos de esta manera distinta, pero en realidad tu mente, tu “yo” y el aferramiento al yo de todos los seres sintientes en estos tres reinos son en realidad lo mismo.

Todo está impregnado por la mente. Alguien que no entiende realmente esto lo negará y pensará que no tiene sentido, porque saṃsāra y nirvāṇa y los tres reinos de saṃsāra son tan vastos e ilimitados.

¿Cómo puede todo ser solo la propia mente? Ni siquiera podemos comprender o ver todas las apariencias en saṃsāra y nirvāṇa, en todo este universo. ¿Cómo puede ser mi mente si no puedo verlo todo? Así que esta es una manera equivocada de pensarlo.

La mente es como el espacio. Todo lo impregna, y si meditas y te habitúas algo a la meditación, verás cómo la mente se vuelve como el espacio.

Entonces puedes entender que no hay nada en saṃsāra y nirvāṇa que no encaje en el espacio. Todo puede encajar en el espacio. De esta manera, gradualmente te liberarás del aferramiento.

El aferramiento es como un bloque de hielo o un jarrón: si tienes dos jarrones vacíos y los rompes, los espacios vacíos de los dos jarrones y el vacío exterior del espacio se vuelven uno solo.

Cuando nos liberamos de todo aferramiento, se vuelve como esa fusión con el espacio, fusión con la vacuidad.

Para liberarnos del aferramiento, practicamos la meditación discriminativa y la meditación de colocación. Al mismo tiempo, aún podemos disfrutar de las diversas apariencias en saṃsāra y nirvāṇa.

Las incontables e ilimitadas tierras puras de las deidades de Shambhala siguen ahí, al igual que el Cuerpo del Dharma. Los seis reinos de saṃsāra creados por el aferramiento al yo también existen naturalmente.