Meditar con Visualizaciones

Si necesitas visualizar o no en tu meditación depende de si tu mente puede permanecer en quietud. Si la mente no puede permanecer en quietud y tiene muchos pensamientos, entonces necesitas apoyarte en una visualización, en un objeto.

Si la mente puede permanecer en quietud, entonces no necesitas una visualización. Cuando la mente está quieta, reconoces lo que surge en ella. Ves cómo es cuando permanece en calma y cómo es cuando los pensamientos se mueven a través de ella como olas en el agua. Vienen y se van. Entonces, es suficiente con reconocer la ausencia o presencia de pensamientos.

Finalmente, al habituarte a eso, reconoces que la mente sin pensamientos, la mente que piensa y la conciencia que reconoce esos estados son la misma mente. Si no te involucras ni sigues lo que surge, si simplemente dejas que los pensamientos sean, entonces no te afectarán.

En ese caso, no necesitas ninguna visualización. Puedes simplemente permanecer en un estado muy natural que reconoce cuando surge un pensamiento. Ese es el estado natural, inalterado y original de la mente, la conciencia ordinaria normal. Simplemente permaneces dentro de ese estado de manera natural y reconoces cuando surgen pensamientos, y cuando lo hacen, no los sigues.

En general, decimos que hay tres tipos de estados mentales. Hay pensamientos positivos, pensamientos negativos y pensamientos neutros.

Los pensamientos neutros son más un estado de falta de atención, de falta de claridad. No es un estado deseable, porque necesitamos desarrollar claridad.

La claridad se usa para reconocer cualquier pensamiento que surja y simplemente dejarlo ser. Luego, simplemente descansa dentro de la mente misma y observa cómo se expande como el espacio. El espacio lo abarca todo: no hay exterior ni interior. La mente no está afuera, ni adentro, ni en medio.

Entonces, no lo investigas; no lo piensas; simplemente permaneces naturalmente. Entonces no necesitas una visualización.