Recitación Vajra

Cuando intentamos estabilizar este tipo de meditación, también podemos trabajar con la energía de la respiración. Se dice que la mente y las energías sutiles de los vientos están mezcladas; la energía del viento es como el caballo y la mente como su jinete.

Es decir, todo tipo de pensamientos y demás están montados en las energías sutiles del viento. Podemos estabilizar estas energías recitando mentalmente las sílabas oṃ ā hūṃ junto con la respiración.

Inhalamos por las fosas nasales recitando mentalmente oṃ, retenemos brevemente la respiración en el ombligo recitando mentalmente ā y exhalamos por la boca recitando mentalmente hūṃ. Esto ayudará a estabilizar las energías del viento y pacificar los muchos pensamientos que surgen en la mente.

Hasta que alcancemos el estado en el que podamos sentarnos y entrar en una meditación estable, clara y unidireccional a voluntad, debemos practicar de esta manera.


Como sesión formal de meditación, es mejor practicar en la mañana al amanecer, pero en realidad debes hacerlo durante todo el día. Puedes practicarlo cada vez que respires, y siempre respiras, ¿no?

Al inhalar el aire, piensa “oṃ”. No es necesario visualizarlo ni decirlo en voz alta; solo piensa “oṃ”. Cuando el viento llegue al ombligo, piensa “ā”, y al exhalarlo, piensa “hūṃ”.

El enfoque principal está en el ā en el ombligo. Ā tiene la naturaleza del fuego y es calor. Al inhalar el viento, piensa que se disuelve en el ā del ombligo. La quintaesencia del viento se retiene, y el aire viciado siempre se exhala.

En sesiones formales de meditación, al inhalar, piensa que presionas hacia abajo los vientos superiores y al mismo tiempo elevas los vientos inferiores contrayendo suavemente el ano. Esta “unión de los vientos superior e inferior” forma una esfera en forma de huevo en el centro del ombligo.

Retén la respiración por un corto tiempo y observa la naturaleza de la mente. No retengas el viento demasiado, solo lo que sea cómodo. Luego exhala y piensa “hūṃ”.

En tus actividades diarias, no es necesario retener la respiración; simplemente respira de manera natural y piensa “oṃ ā hūṃ”. El enfoque principal está siempre en el fuego del ombligo, y eventualmente surgirá calor. Este calor, de hecho, ya está ahí, pero los seres ordinarios no lo reconocen.

Esta práctica es un método excelente para sostener la atención; es un método para unir la mente con los vientos. Si nos falta atención, los vientos y la mente van por caminos separados y entramos en la confusión.